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MANIFIESTO

Somos un grupo de mujeres asturianas unidas con el propósito de exponer, resistir e intentar superar los problemas que atañen a la mujer y, en definitiva, a toda la sociedad debido a la opresión que sufrimos.

 

El feminismo busca la raíz de esta opresión, pues no se concibe un movimiento político que no analice y posteriormente dirija su actuación hacia las bases -raíces- de la opresión contra la que lucha. Entendemos que esta opresión radica actualmente en dos realidades distintas, pero en perfecta simbiosis: el patriarcado y el capitalismo, siendo esta la razón que nos da el calificativo de “radical”.

 

Esta opresión hacia la mujer en la sociedad ha manifestado distintas realidades a lo largo de la historia, habiendo demostrado el patriarcado su capacidad de adaptación y supervivencia a distintos sistemas políticos, económicos y culturales: estuvo presente en la Antigüedad, durante el feudalismo, esquivó exitosamente y por un tiempo la iluminación de la Razón durante la Ilustración y, finalmente, ha llegado hasta nuestros días. Bajo la alianza de patriarcado y capital, la mujer no solo se ve reducida, como antaño, a cumplir con los designios de la feminidad impuesta (esposa, madre, sujeto pasivo, discreto, sumiso, erótico y bello), sino que además se convierte en objeto de consumo sexual, estético, emocional y reproductivo.

 

Por ello, necesitamos mantener fuerte al sujeto político del feminismo, las mujeres, para poner en jaque el statu quo y denunciar nuestra situación en el mundo. Creemos que para esto debemos disponer de un espacio donde dialogar, conocer a otras mujeres y difundir el feminismo a todos los niveles con el objetivo de construir una sociedad igualitaria. En este sentido, nuestros tres ejes de actuación característicos, sin dejar de lado todos los demás aspectos que preocupan al movimiento feminista en su conjunto, son: 

 

1. La lucha contra la explotación reproductiva de las mujeres, delito que atenta sus derechos humanos y los de sus recién nacidos. Esta práctica de mercantilización recae sobre las mujeres más vulnerables, comprometiendo su salud física, psíquica y social.

2. La abolición de la prostitución, una de las formas más antiguas de violencia contra las mujeres y niñas. Debemos luchar no solo contra la trata, sino también contra la prostitución, dos realidades indisolubles, fomentando un modelo abolicionista que ampare y proteja a las prostitutas y sancione a puteros y proxenetas. Así como denunciar la pornografía como base de un ideario de dominación masculina que nos veja y cosifica.

3. La abolición del género. El sexo es la característica biológica que nos define como hembras, hecho por el cual se nos oprime. En base a nuestro sexo se construye cultural e históricamente el género: la herramienta de opresión. Buscamos romper esa opresión acabando con el género, para salir de la subordinación y recuperar nuestros espacios como mitad de la población en la sociedad.

 

Estamos aquí no solo para seguir luchando, sino también para recordar entre todas los innumerables logros feministas con los que convivimos a diario, los cuales son la plausible manifestación de que el progreso no solo es posible -desde la política-, sino que es un hecho – desde el enfoque histórico- y un mandato -desde la ética-.

 

Si te sientes identificada con nuestra lucha:¡únete!

 

Como dijo Carol Hanisch : ‘Lo personal es político.’

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