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Foto del escritorCarlota Bárcena Fernández

Abolir la explotación sexual


Entre los movimientos abolicionistas y prosex en torno a los que orbita el debate sobre la prostitución, se encuentran distintos modelos jurídicos aplicables:

- La penalización, también conocida como prohibicionismo, que puede ser absoluta o parcial. Consumir prostitución suele estar prohibido en el primer caso, como sucede en Irlanda; por otro lado, en el parcial se prohíben modalidades concretas de prostitución, por ejemplo, la prostitución en la calle.
- La reglamentación, que implica normas concretas como controles de sanidad, zonas u horarios para ejercer la prostitución.
- La despenalización, según la cual ejercer la prostitución nunca podría ser un delito o una infracción, pero tampoco habría normativa que desarrolle este sector laboral relativo a la industria sexual.
- La legalización, en la que sería totalmente legal el ejercicio de la prostitución, un ejemplo de ello es Holanda. (Villacampa 2012, 82-91).

Teniendo estos diferentes modelos jurídicos presentes, vamos a centrarnos en el abolicionismo como una posible “solución” a la explotación sexual de las mujeres. El abolicionismo de la prostitución consiste en la oposición frente a la reglamentación con el fin de erradicarla a través de medidas legales ya que se entiende que esta se posiciona contra la dignidad de las mujeres. Plantea medidas de protección para las prostitutas, y, en concreto, para las que quieran abandonar este trabajo. Sus defensores entienden que la prostitución es una forma de dominación patriarcal, de explotación sexual, de esclavitud y de violencia contra las mujeres, además de reducir a las mismas a objetos que son comparados entre sí. Josephine Butler (1828-1906), feminista abolicionista británica, fue una de las primeras en encabezar esta lucha al escribir un manifiesto en 1869 y crear la Federación internacional Abolicionista en 1875. Hacía hincapié en la responsabilidad de los hombres y su papel de proveedores y compradores de los cuerpos de las mujeres. Entendía que los exámenes médicos a los que se sometía a las sospechosas de ejercer la prostitución eran muy invasivos y vulneraban sus derechos más básicos. Pensaba que algunas mujeres carecían de autonomía sexual dado que no poseían acceso a la educación y se las obligaba a escoger entre ser prostitutas o esposas. La Liga de Derechos Humanos se adhirió a las abolicionistas. Y, finalmente, a la Asamblea General de las Naciones Unidas del Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena en 1949 (Ulloa, 2018). Las sufragistas, socialistas y comunistas condenaban la doble moral, ya que, a pesar de sus diferencias, estaban de acuerdo en lo más básico: la abolición. Se posicionaron en contra de las Leyes de enfermedades contagiosas que criminalizaban en exceso a las “malas” mujeres (Palomo 2011).


En España, Concepción Arenal (1820-1893) tuvo una visión verdaderamente innovadora para la época, debido a que, a diferencia de lo que pensaba la sociedad, ella no aceptaba que la prostitución fuera una “válvula de escape” del matrimonio o un mal menor. Decía que “la naturaleza humana explica la prostitución de uno u otro individuo, pero de masas no puede explicarse sino por el estado social, por la inferioridad que, según él, tiene la mujer respecto del hombre” (Del Valle 2014, 317). “La prostitución aumentará a medida de la miseria y de la ignorancia de la mujer, y en la misma proporción aumentarán las enfermedades vergonzosas y los delitos que llenan las prisiones” (Ibíd., 318). Reconoce la importancia de no tratar a las trabajadoras sexuales como un bloque unitario, sino teniendo en cuenta las circunstancias individuales; y aboga por la reinserción de estas mujeres.


Rosa Cobo (2017, 34-39) entiende que la prostitución es una expresión y una consecuencia del sistema patriarcal, capitalista y racista, que debe ocupar un lugar prioritario en la agenda feminista para abolirla y desactivar tal sistema. El sistema funciona en un plano micro (por ejemplo, un determinado piso o burdel) y en uno macro (la industria del sexo), es necesario comprender ambos. Todo ello se enmarca en el contexto del neoliberalismo y la globalización para justificar la compraventa de los cuerpos de las mujeres. En la misma línea, Ana de Miguel (2018, 149-178) nos ha venido explicando que la prostitución es una escuela de desigualdad humana y examina la ideología que legitima el mercado del sexo y su influencia, la normalización y las implicaciones que tiene en las relaciones de poder entre hombres y mujeres. La prostitución es una de las principales formas en las que los hombres aprenden a ser ególatras, prepotentes y a negar su empatía, en la que prevalecen sus deseos por encima de los de las mujeres.


La Plataforma de Organizaciones de Mujeres por la Abolición de la Prostitución expresa en su manifiesto de 2003 en qué términos entiende la abolición. Opinan que la prostitución es una forma de dominación basada en el género, ya que entre el prostituidor y la prostituida hay una clara relación de desigualdad. Están en contra de la regulación, ya que dichas violaciones remuneradas suponen una nueva forma de esclavitud para las mujeres, que de esta forma pasarían a ser mercancía. Por lo tanto, sus líneas de actuación principales son:

  • El rechazo de cualquier reglamentación de la prostitución y la denuncia de cualquier intento de avance en esta línea en España;

  • La penalización de todas las modalidades de proxenetismo, independientemente de la existencia o no de consentimiento por parte de la persona prostituida;

  • El desarrollo de políticas de prevención, sensibilización y deslegitimación de los prostituidores, considerándolos actores responsables de esa forma de violencia;

  • La eliminación de las condiciones y circunstancias que facilitan la existencia de la prostitución a través de una profundización en las políticas de igualdad de oportunidades para las mujeres.

Con la regulación aumenta la industria del sexo, hay mayor lucro para los terceros, los proxenetas y los tratantes. Pero con la derogación de la prohibición de proxenetismo lucrativo en 1995 en el Código Penal aumentaron los locales de alterne y la trata de personas con fines de explotación sexual (Ordoñez, 2006: 75-84). Por todo ello, Ulloa (2018) aboga por una postura feminista abolicionista contra la sociedad proxeneta y patriarcal. Además el colectivo Stoptrata es abiertamente abolicionista como indican en su web.

Por eso, la postura abolicionista es feminista y en ningún modo es puritana, como lo han difundido un sin número de personajes liberales, desde la academia o el periodismo, o quienes abusando de la buena fe de mujeres en prostitución y sus historias para sus tesis de grado o para ascender en el Sistema Nacional de Investigadores, sin decirles, vienen sacando provecho de una sociedad proxeneta y patriarcal. El sistema abolicionista no está en contra de la libre elección de las mujeres, pero libre, no como forma de sobrevivencia y tampoco cuando no existe una condición de igualdad entre mujeres y hombres.
El sistema abolicionista, de hecho, no juzga a las mujeres en situación de prostitución, por el contrario, trabaja por sus derechos humanos. Lo que propone es que se persiga a los tratantes, proxenetas, la demanda y todos aquellos eslabones de la cadena prostitucional.
Por el contrario, la legalización o reglamentación de la prostitución pone en riesgo a las mujeres y niñas que por diversas condiciones de desigualdad, pobreza o falta de oportunidades se someten o son sometidas a la explotación sexual y también a las que no están en la prostitución, porque perpetúa estereotipos de género y culturales de sometimiento y mercantilización de sus cuerpos, en un sistema económico donde todo se vende, se compra o se alquila” (Ulloa 2018, URL).

En APRAMP, muchas mujeres que forman parte del equipo técnico han sido prostitutas y víctimas de trata. Suelen ofrecer medios y herramientas a las mujeres en situación de prostitución para dejar ese trabajo si lo desean. Rocío Nieto habla de que la culpabilidad y el estigma que soportan es abrumadora. Algunas mujeres en situación de prostitución tienen problemas de todo tipo (psicológico, físico, jurídico) por lo que el apoyo debe ser transversal. Hacen hincapié en tratar de forma distinta a las personas mayores y menores de edad (en caso de menores siempre son casos de trata). Realizan algunos talleres de formación para facilitar el acceso al mercado laboral y el abandono de la industria sexual. Tienen una unidad de rescate que ofrece servicios médicos, clases de anticoncepción y cartillas sanitarias para llevarlas a centros de salud.


Kajsa Claude y el Instituto sueco han realizado un estudio sobre los clientes en prostitución y el modelo sueco (Claude 2010, 6-22). Ya en 1999 fueron el primer país en promulgar una ley que prohíbe la compra de servicios sexuales. Es decir, recae sobre los clientes y no sobre las prostitutas, para evitar la revictimización. A través de esta norma se les imponen multas a los clientes. El origen de esta norma está en los efectos que causó un estudio sociológico realizado antes de la ley, en el que se analizaba el fenómeno de la prostitución a través de entrevistas a prostitutas. Cuando los datos salieron a la luz, la sociedad se fue poco a poco concienciando. El Partido Socialdemócrata Sueco, y, en concreto Åsa Regnér, han sido los precursores.


“Hemos penalizado la compra de servicios sexuales porque pensamos que debe ser un delito. No es un negocio entre dos personas, como cualquier otro, sino que vemos la prostitución como explotación. No ha sido por casualidad que hayamos penalizado al cliente. Puede tener hasta un año de cárcel o multas, dependiendo de la situación, de 5.000 euros. Estamos en pleno debate, porque hay organizaciones que opinan que debe considerarse como un delito aún más grave” (Montañés 2017, URL).

Dicho modelo se parece a la forma de regular en ciertas ordenanzas que hay en España (véase artículo LA PROSTITUCIÓN Y LA LEY). Las multas a los puteros son comunes en ciudades españolas a través del derecho administrativo, no del penal. Aun así, queda mucho trabajo por hacer para que esas ordenanzas se apliquen de forma efectiva.


 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICASCLAUDE, Kajsa. 2010. Con la mira en el cliente de servicios sexuales. El ejemplo sueco: combate contra la prostitución y la trata de personas atacando a la raíz del mal. Suecia. El Instituto Sueco

https://violenciagenero.igualdad.gob.es/otrasFormas/trata/datosExplotacionSexual/estudios/DOC/ElClienteDeServiciosSexuales_InformeSUECO.pdf).

  • COBO, Rosa. 2017. La prostitución en el corazón del capitalismo. Madrid. Ed. Catarata

  • DE MIGUEL, Ana. 2015, 2018. Neoliberalismo sexual. Madrid. Ed. Cátedra (Grupo Anaya, S.A.).

  • DEL VALLE MORENO, Alejandra. 2014. “Una lectura sociológica de la obra de Concepción Arenal: un enfoque precursor de la Sociología del género.” Tesis doctoral. Universidad de A Coruña

  • MONTAÑÉS, Érika. 2017. “Åsa Regnér: «Los jóvenes en Suecia ya no aceptan pagar por sexo»”. Publicado en ABC el 2 de abril (https://www.abc.es/sociedad/abci-regnerjovenes-suecia-no-aceptan-pagar-sexo-201704012035_noticia.html).

  • ORDÓÑEZ GUTIÉRREZ, Ana Luisa. 2006. Feminismo y Prostitución. Fundamentos del debate en España. Oviedo. Ed. Trabe.

  • PALOMO CERMEÑO, Eva y Ana de Miguel. 2011. “Los inicios de la lucha feministacontra la prostitución: políticas de redefinición y políticas activistas dentro del sufragismo inglés”. Revista Brocar 35: 315-334

  • ULLOA ZIÁURRIZ, Teresa C. 2018. “Abolición de la prostitución clave en la defensa por los derechos humanos de las mujeres”. Tribuna Feminista. 3 de septiembre (https://tribunafeminista.elplural.com/2018/09/abolicion-de-la-prostitucion-clave-en-ladefensa-por-los-derechos-humanos-de-las-mujeres/).

  • VILLACAMPA ESTIARTE, Carolina. 2012. Políticas de criminalización de la prostitución: análisis crítico de su fundamentación y resultados. Revista de Derecho Penal y Criminología (3ª época) 7: 81-142


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