María Luisa Maqueda explica en su libro que la presunción de vulnerabilidad de las mujeres extranjeras en situación de prostitución impide la voluntariedad y la libre elección de ellas. Entiende que dentro de las opciones de vida que pueden tener para conseguir ganarse la vida en España o demás países del primer mundo, la prostitución es tan “válida” como el resto de las opciones laborales. Afirma que hay un gran “desconocimiento sobre sus estrategias de supervivencia y la desvaloración de sus proyectos emancipadores, especialmente cuando se orientan al sector del sexo”. Determina que sancionar la prostitución es una indirecta discriminación a estas inmigrantes y la negación de su capacidad de decisión (2009, 69-81).
El consentimiento para ejercer la prostitución se ve moldeado por todas estas circunstancias de vulnerabilidad que sufren las mujeres, que se intensifican en caso de ser inmigrantes en situación ilegal. Además podemos ver en sus textos una carencia de conocimiento sobre los estudios de género y migraciones, lo que hace que su visión sea estrictamente superficial, dejando todo el peso en la voluntariedad de mujeres y niñas víctimas del sistema capitalista y patriarcal.
Es innegable que gran parte de la demanda de prostitución opta por “mujeres exóticas”, incluso algunos tratan de coleccionar experiencias sexuales con chicas de distintas nacionalidades. La mayoría de las mujeres en situación de prostitución no son españolas, sino rumanas, nigerianas, chinas y brasileñas (como nacionalidades más comunes), y son los mismos países en los que más organizaciones criminales de trata existen. ¿Casualidad? Todo ello deja entrever un claro racismo, al cual se une una subordinación de género y de clase, por lo que las metodologías que traten de estudiar el debate deben tener en cuenta el concepto de interseccionalidad, tratado por las feministas negras. Cualquier tipo de dominación lo es de clase, género y raza, de forma que estas categorías irán interseccionando sobre un mismo eje, sobre los cuerpos de estas mujeres africanas, latinas o asiáticas. El género no puede separarse de la clase y la raza. La interseccionalidad se refleja en sus experiencias de dominación. (Mara Viveros Vigoya 2016: 7-9).
La etnicidad se erotiza en la industria del sexo y no es casualidad que la mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución sean inmigrantes. Es la forma de cubrir la amplia demanda que existe en nuestro país ya que no hay suficientes mujeres españolas para satisfacerla (Julie Bindel 2017).
La tremenda desigualdad que existe entre unas mujeres u otras debe ser valorada a partir de sus culturas como dice en su artículo Mohanty. Sus estados de origen (Nigeria, China, Brasil…) suelen estar caracterizados por los patriarcados de la coerción y no por patriarcados del consentimiento como el nuestro. En la voluntariedad de estas migrantes no podemos entender la elección personal, creada en los patriarcados del consentimiento occidentales, donde el neoliberalismo y el patriarcado van de la mano de un individualismo extremo. Simplemente, este consentimiento no es válido para todas las mujeres del mundo, porque cada una está en una circunstancia de vulnerabilidad determinada, y sería una falacia no valorarlo. Angela McRobbie analiza la creación de ese contrato sexual postfeminista manipulado por el mercado de consumo y la vuelta a los estereotipos hegemónicos. Afectadas por la revolución sexual (que no fue tan feminista como se piensa, según Kate Millet) eligen ser A o B, pero ¿qué hay detrás de esas elecciones? ¿son libres o construidas por la sociedad y la cultura? ¿pueden las circunstancias de pobreza llevar al ejercicio de la prostitución? ¿siendo así donde queda la libertad? (Ángela McRobbie 2010).
“(E)l argumento no sería tanto la libertad que se reconoce claramente condicionada, sino el consentimiento. Se apela al consentimiento de las mujeres para argumentar su carácter voluntario. Quienes así argumentan, asumen que no es una elección genuina, sino una opción entre un marco restringido de posibilidades. Aunque la prostitución apareciera como la única posibilidad real de sobrevivir, desde este discurso se invoca el resquicio de libertad (por muy condicionada que estuviera) para señalar que, en último término, no hay coacción que obligue a prostituirse.”
Es más, las mujeres en situación de prostitución suelen realizar ejercicios de disociación durante las prácticas sexuales, algo que no parece ser muy compatible con el consentimiento. Además, puede ser común la alienación, como privación de conciencia, ya que estas mujeres están expuestas a lo peor del patriarcado y una forma de sobrevivir a ello es entender como intereses propios aquello que desea y espera la industria sexual de ellas (Carmen Delgado Álvarez y Andrea Gutiérrez García 2012). Es de gran necesidad eliminar toda la trata con fines de explotación sexual a través de mayor formación de las autoridades policiales, mayor protección de las víctimas, más medios, mayor cooperación entre los territorios… Debe cumplirse el Derecho Internacional, Comunitario y nacional al respecto, para evitar toda la vorágine de corrupción en la que está anclada.
Cuando muchas de las intelectuales famosas del debate de la prostitución obvian este componente derivado de la globalización y del colonialismo que aún existe en nuestros días, se están olvidando de una parte de la industria muy importante. Debemos tener todos los datos sobre la mesa para determinar qué modelo es mejor que otro. Nuestra sociedad necesita sustentarse en el colonialismo para generar una sociedad postmoderna. El poder se reorganiza y actualiza en torno al género, la raza y la clase, creando distintos niveles jerárquicos, que influyen en las circunstancias de vulnerabilidad de las prostitutas (María Lugones 2008). De esta forma se configura el consentimiento, y no la libre elección, de todas estas mujeres. No todas están en la misma situación de debilidad, y hay que ser conscientes de ello cuando nos posicionamos en torno al debate abolicionismo / pro-sex. La decisión siempre va a perjudicar a una parte de ellas, por lo que la solución nunca podrá ser la misma para todas.
BIBLIOGRAFÍA.
BINDEL, Julie. “Why can’t the left accept that prostitution is built on brutal racism?” Tribuna Feminista el 12-12-2017 https://tribunafeminista.elplural.com/2017/12/por-que-la-izquierda-no-puede-aceptar-que-la-prostitucion-se-construye-sobre-un-racismo-brutal/
COBO, Rosa. 2017. La prostitución en el corazón del capitalismo. Madrid. Ed. Catarata.
DELGADO ÁLVAREZ, Carmen y Andrea Gutiérrez García. 2012 “Prostitución: notas para un análisis psicosocial. De la coacción al consentimiento” Publicado en Igualdad: retos para el Siglo XXI. Ed. Andavira, págs.39-58. https://www.researchgate.net/publication/257859531_Prostitucion_notas_para_un_analisis_psicosocial_De_la_coaccion_al_consentimiento
HOOKS, Bell. 1984 “Mujeres Negras: Dar forma a la teoría feminista” Publicado en Traficantes de Sueños, 2004 Madrid. https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/Otras%20inapropiables-TdS.pdf.
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LUGONES, María. 2008 “Colonialidad y Género” Tabula Rasa 9: 73-101 http://www.revistatabularasa.org/numero-9/05lugones.pdf
MAQUEDA ABREU, María Luisa. 2009. Prostitución, feminismos y Derecho penal. Granada, Ed. Comares. Págs. 69-81.
MCROBBIE, Ángela. 2010 “¿Las chicas arriba? Mujeres jóvenes y el contrato sexual postfeminista.” Debate feminista 41: 113- 135 .https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6632820.
TALPADE MOHANTY, Chandra. “Bajo los ojos de occidente. Academia Feminista y discurso colonial.” Publicado en: Liliana Suárez Navaz y Aída Hernández (editoras): Descolonizando el Feminismo: Teorías y Prácticas desde los Márgenes, ed. Cátedra, Madrid, 2008. https://sertao.ufg.br/up/16/o/chandra_t__mohanty__bajo_los_ojos_de_occidente.pdf.
VIVEROS VIGOYA, Mara. 2016 “La interseccionalidad: una aproximación situada a la dominación” Debate feminista 52: 1-17.
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