Rapiegas y los demás colectivos aquí presentes vemos la necesidad de concentrarnos de nuevo en contra de la violencia machista, en esta ocasión, contra la violencia sexual que sufrimos las mujeres de todas las edades, pero especialmente las más jóvenes.
En lo que llevamos de 2021 se han denunciado en España un total de 1.601 violaciones, 6 agresiones sexuales con penetración cada día. En nuestra comunidad autónoma las denuncias por agresiones sexuales con penetración han aumentado un 154% con respecto al 2020. Este año se han denunciado en Asturias 28 violaciones, 12 de ellas en nuestra ciudad. Aunque este aumento puede deberse en parte a una mayor proporción de víctimas que denuncien, gracias a una mayor concienciación y la confianza en una mayor disponibilidad de recursos, lo que es cierto es que, como mínimo, todas esas mujeres han sido violadas en este tiempo, y a ellas hay que sumar muchas otras que continúan en silencio.
Con este acto queremos decir BASTA, BASTA de utilizar nuestros cuerpos contra nuestra voluntad, BASTA de violarnos, BASTA de seguir blanqueando y perpetuando la cultura de la violación.
La macroencuesta de violencia contra la mujer de 2019, realizada por el Ministerio de Igualdad, recoge los siguientes datos:
- El 6´5% de las mujeres mayores de 16 años residentes en España -o lo que es lo mismo, 1.322.052 mujeres- ha sufrido violencia sexual en algún momento de su vida por parte de alguna persona con la que no mantenía ni había mantenido una relación de pareja.
- Un 3,4% -lo que equivale a 703.925 mujeres- ha sufrido violencia sexual en la infancia.
- Un 2,2% -453.371 mujeres- del total de mujeres mayores de 16 años residentes en España ha sido violada alguna vez en su vida.
- El 13,7% de las mujeres que han sufrido violencia sexual afirma haber sido violada cuando estaba bajo los efectos del alcohol o las drogas.
ONU Mujeres[1] estima que, sin incluir el acoso sexual, el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha experimentado alguna vez violencia física o sexual, tanto por parte de su pareja como de otras personas. Algunos estudios indican que los datos reales se acercan más al 70 por ciento de las mujeres.
En los últimos meses las violaciones por medio de sumisión química han cobrado especial protagonismo. La sumisión química consiste en la administración de sustancias químicas con efectos psicoactivos a una persona, sin su consentimiento y sin su conocimiento, con fines delictivos. Las sustancias más utilizadas suelen ser drogas -como el cannabis o la cocaína- y determinados medicamentos con efectos sobre el sistema nervioso -como las benzodiacepinas o la escopolamina- en combinación con alcohol. La utilización de este método para doblegar la voluntad de las víctimas se ha incrementado en las últimas décadas, siendo especialmente alarmante su uso contra las mujeres en los casos de violación.
Según el Ministerio del Interior se han denunciado 50 agresiones de este tipo en lo que va de año. Sin embargo, análisis realizados por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses demuestran que al menos 1 de cada 4 mujeres violadas estaban inconscientes en el momento de la agresión. El propio Instituto estima que esto pueda ocurrirle a 1 de cada 3.
Pese a lo habitual de las agresiones sexuales, los datos oficiales sólo muestran la punta del iceberg: la mayoría de mujeres víctimas de violación no denuncian. Se estima que lo hacen sólo el 8%, aunque este porcentaje es aún más reducido cuando las víctimas son menores de edad o niñas.
La violencia sexual tiene graves consecuencias para la salud de las mujeres y las niñas: ETS/ITS, embarazos no deseados, todo tipo de lesiones físicas fruto de la agresión -desde desgarros vaginales a la muerte- y lesiones psicológicas a largo plazo, como síndrome de estrés postraumático, ansiedad, depresión, dificultades para relacionarse o mantener relaciones sexuales, etc.
Las personas que aquí nos reunimos y los colectivos que hemos convocado esta concentración exigimos la erradicación de la violencia sexual, coeducación y una mejor educación sexual para la juventud, campañas de concienciación y la toma de medidas que aseguren la seguridad de mujeres y niñas. Quienes no se posicionen contra la agresiones sexuales que de forma constante y sistemática sufrimos las mujeres serán los que perpetúen la cultura de la violación.
Seguiremos saliendo a la calle a gritar BASTA, BASTA de utilizar nuestros cuerpos contra nuestra voluntad, BASTA de violarnos, BASTA de seguir blanqueando y perpetuando la cultura de la violación.
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