Hoy nos gustaría hablar sobre una realidad poco comentada, el sinhogarismo; una problemática en la que no se piensa en exceso a no ser que nos toque de cerca. Hoy queremos centrarnos en aquellas personas que padecen la forma más extrema de exclusión social y como esta actúa doblemente cuando se trata de mujeres sin hogar.
Las razones que precipitan al sinhogarismo son múltiples y variadas: familiares, laborales, económicas, sociales y psicológicas. La concatenación de diversos hechos traumáticos y la pérdida de estabilidad socioeconómica y de redes sociales y familiares nos convierte a todas en susceptibles de vernos inmersas en esta problemática.
Algunos datos sobre el perfil habitual de las personas afectadas son:
“La edad media de las personas sin hogar es de 38 años y llevan 4 años en situación de calle. Su nivel de estudios es el mismo que el de la población general y su experiencia laboral suele ser extensa. Sin embargo, el porcentaje de personas sin hogar con discapacidad duplica al de la población general. Además, la mitad de estos sujetos ha sido víctima de delitos de odio. […] un gran número de personas sin hogar presentan una patología dual, es decir, aúnan estas dos condiciones: adicción y enfermedad mental. […]” 1
Añadamos un factor más: ser mujer. Este factor verdaderamente complica la situación, y la medida en que lo hace se conoce al aplicar un enfoque interseccional. Así, podemos establecer los tres principales ejes de la desigualdad: sexo, ascendencia y clase; que además pueden interaccionar con otros como la capacidad, la orientación sexual o el origen étnico y cultural. Una mujer usuaria de servicios dirigidos a personas sin hogar puede llegar a verse afectada por múltiples interseccionalidades. Veamos algunos datos acerca de la situación que padecen:
Las mujeres en situación de sinhogarismo están expuestas a mayor violencia. […] En España, al menos 33.000 personas están en situación de sinhogarismo, dos de cada diez son mujeres. Aunque estos datos nos muestran que el número de mujeres que no tienen hogar es menor que el de hombres, ellas están expuestas a un mayor grado de violencia. Si vivir en la calle supone una amenaza real para la vida de las personas sin hogar, en el caso de las mujeres esa amenaza es mayor. […]
El sinhogarismo y la violencia de género son dos fenómenos directamente relacionados. […] los pocos datos existentes señalan que el 70% de las mujeres en situación de sinhogarismo ha sufrido violencia de género (Universidad de Barcelona, 2019). […] Un 60% de las mujeres señalan los episodios de violencia contra ellas como la causa directa de su situación de sinhogarismo (Asociación Aires, 2019).
Las mujeres que viven en la calle están expuestas a la violencia sexual y a los delitos de odio. […] Según el INE, el 24,2% de las mujeres sin hogar han sido víctimas de agresiones sexuales. La violencia machista a la que se enfrentan también se alía con la aporofobia. Según datos del Observatorio HATEnto, el 60% de las mujeres en situación de sinhogarismo ha sufrido delitos de odio. 2
En la intervención con estas mujeres, la transversalidad de un enfoque feminista es vital. No obstante, que las usuarias lleven a cabo una revisión de su educación y experiencias de violencia machista y una reflexión sobre cuestiones de género se perfila como un trabajo muy complicado. Asimismo, requiere de tiempo, espacios seguros, tranquilidad y disposición; circunstancias nada frecuentes en un modo de vida en que se impone la inmediatez de cobertura de necesidades, una movilidad continua y el desarrollo de relaciones de dependencia que permitan la supervivencia en la calle.
En el artículo “Mujeres sin hogar. La interseccionalidad”, escrito por Sonia Sanz, se recoge el testimonio de una educadora empleada en un centro de personas sin hogar en Madrid, y algunas de las cuestiones que plantea de cara a trabajar con las usuarias son muy esclarecedoras:
“Por ejemplo, no entienden que decir guapa a una mujer pueda ser molesto o agresivo. Algunas confiesan: ‘yo estoy con mi pareja porque para que me peguen veintisiete que me pegue solo uno’. Este tipo de situaciones tan complejas están muy vinculadas al consumo o a una supuesta protección a cambio de violencia, ajena al vínculo, en ocasiones física, sexual o psicológica. […]
Con todo, queremos hacer especial hincapié en que todas las mujeres sin hogar son víctimas de la violencia machista. No siempre se tratará de una violencia física, aunque sea frecuente que también se produzca, pero todas ellas habrán sido víctimas de violencia psicológica, institucional y simbólica. Ellas, como víctimas, desconocerán en la mayoría de los casos el porqué de las desigualdades que padecen y la asimetría en el trato social dada su situación, siendo invisibilizadas y oprimidas por el poder y la dominación de los hombres y del sistema patriarcal.
Desafortunadamente, es habitual que se sume a este tipo de violencias la violencia sexual. Muchas de estas mujeres se ven en la necesidad de prostituirse o alcanzar tratos sexuales que les permitan sobrevivir. Si además padecen una adicción, costear la sustancia será un motivo más para ser víctima de agresiones, abusos y violaciones.
Toda esta violencia no deja indemne; a corto, medio y largo plazo estas mujeres sufrirán las consecuencias de verse expuestas a los mencionados acontecimientos estresantes. Su salud mental sufrirá un gran impacto, a pesar de poder sobrevivir disociándose de su situación. La herida generará secuelas perdurables en el tiempo que limitarán su bienestar, precipitarán más situaciones de vulnerabilidad, exclusión y riesgo y acortarán su vida. Por supuesto, estas mujeres no tendrán posibilidad de acceder a tratamiento médico, psiquiátrico o psicológico ni tendrán opción de llevar a cabo un tratamiento farmacológico; al menos, nada de ello se sostendrá durante demasiado tiempo.
Ante esta situación, consideramos esenciales varios aspectos a tener en cuenta. El primero de ellos, al que pretendemos contribuir, es el deber de dar a conocer la realidad de estas mujeres, hacerlas visibles, acabar con su estigmatización, situarlas de nuevo en un papel social activo y dejar de ocultar el porqué de su situación bajo prejuicios y la sempiterna frase que vuelca en ellas toda la responsabilidad de su situación: “algo habrá hecho para estar así”.
El segundo aspecto básico pasa por ofrecer unos servicios de calidad con el suficiente conocimiento acerca de esta problemática y con equipos profesionales debidamente formados en género y feminismo. Debe evitarse asimismo la intervención puntual y asistencial con estas mujeres. Tengamos en cuenta que su situación forma parte de un entramado de sobra conocido por todas: la violencia y la dominación ejercida por los hombres sobre las mujeres. En su caso, ellas se han visto desprovistas de los recursos y herramientas con que enfrentarla; el sistema y el estado deben ser los encargados de abastecerlas de conocimientos y poder para defenderse y valerse por sí mismas. Es decir, se deben abandonar las actuales dinámicas para no someterlas a una continua violencia institucional en procesos de denuncia o demanda de ayuda. 3
Por último, es fundamental poner el problema sobre la mesa. Nosotras, cualquier persona. No ser testigas mudas de esta historia. Sabemos que las personas sin hogar se sitúan en el escalafón más bajo, que son imperceptibles. Escapan a nuestra vista (o evitamos mirarlas) mientras transitamos en una vida marcada por las prisas, el empleo y la búsqueda de una estabilidad y un bienestar personal. Pero no olvidemos aquella cita de Flora Tristán, tan válida en lo que refiere como en este ámbito: al igual que “Hay alguien todavía más oprimido que el obrero y es la mujer del obrero”, hay alguien más afectada y más sometida a un peligro real, diario y constante: la mujer sin hogar.
SI quieres saber más acerca de esta problemática, dejamos a continuación varios enlaces en los que puedes obtener más información:
Artículo Mujeres sin hogar: rompiendo la visibilidad, de Laura Guijarro Edo, Responsable de Incidencia de Sant Joan de Déu Serveis Socials - Barcelona (2017-2020): https://www.sjdserveissocials-bcn.org/es/mujeres-sin-hogar-rompiendo-invisibilidad
Informe Final de la Investigación Acción Mujeres Invisibles, elaborado por la entidad AIRES - Asociación para la Inclusión Residencial y Social, entre octubre de 2018 y marzo de 2019. https://airesasociacion.org/investigacion-mujeres-sin-hogar/
Novela gráfica El desalojo, de Mina Feirrer (Editorial Inventa Editores, 2019, ISBN: 978-84-121031-1-3)
1 Sanz, Sonia, IFIS, 2022. Mujeres sin hogar. La interseccionalidad (https://www.ifiseducacion.com/blog/mujeres-sin-hogar-la-interseccionalidad/)
2 Fundación HOGAR SÍ, 2021. 8M: Cuatro datos clave sobre sinhogarismo femenino (https://hogarsi.org/mujeres-sin-hogar/)
3 Galán Sanantonio, Alba; Botija Yagüe, Mercedes; Gallen Granell, Eva, 2022. Necesidades y propuestas en la intervención social con mujeres sin hogar (https://revistas.ucm.es/index.php/CUTS/article/view/79315/4564456560909)
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