Efeméride de hoy, 27 de octubre: Sylvia Plath
- rapiegasradfem

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Hoy recordamos a una de las voces más influyentes de la poesía contemporánea, cuya vida y obra marcaron un antes y un después en la literatura anglosajon, asiendo una de las poetas más consagradas de todos los tiempos. La efeméride de hoy está dedicada a Sylvia Plath, poeta estadounidense nacida un 27 de octubre de 1932 en Boston, Massachusetts. Plath no solo fue pionera de la poesía confesional, sino también una mujer que enfrentó, desde muy temprana edad, abusos, violencia y el peso de una época que invisibilizaba estas realidades.

Sylvia nació un 27 de octubre de 1932 en Boston, Massachusetts, Estados Unidos. Desde muy pronto comenzó a mostrar interés por la poesía, publicando su primer poema con tan solo 8 años. Dos años más tarde, el padre de Sylvia moría de una diabetes sin tratar, suceso que la marcaría para siempre. La relación con su padre no era buena: ella lo describe como un hombre violento y frío que trataba a su madre con desprecio. En algunos textos, Sylvia se queja de la figura pasiva y sumisa de su madre. Dada la época, es comprensible que no entendiese que su madre estaba completamente anulada debido al maltrato psicológico. Como también es normal que Sylvia normalizase desde muy pequeña la violencia machista.
A pesar de estos sucesos, Sylvia siguió escribiendo y cuando aún se encontraba en el instituto vendió a dos conocidas revistas un poema y un pequeño relato. En 1951 comenzó la universidad y entró en el Smith College a través de una beca. Debido a su brillante expediente, Sylvia, además de tener una capacidad intelectual enorme, era una gran perfeccionista. Sus calificaciones siempre fueron excelentes, sin bajar nunca el rendimiento, a pesar de atravesar periodos en los que tuvo que lidiar con problemas graves de salud.
Es en esta época universitaria donde por primera vez tendrá que acudir a terapia para tratar su depresión. Sylvia se graduará con honores en el Smith College y recibirá una cuantiosa beca para seguir estudiando en la Universidad de Cambridge, en Inglaterra.
En 1956, la popularidad de Sylvia como poeta comienza a crecer en Cambridge, donde será
invitada a numerosos coloquios y fiestas con otros escritores de la época. En una de estas reuniones conoce a Ted Hughes, también poeta, y comenzará una relación sentimental desde aquel día.

Reducir la historia de Sylvia a la relación que mantuvo con este hombre sería injusto si no fuese porque es clave para entender la violencia machista que sufrió. Porque sí, Sylvia Plath padeció violencia tanto física como psicológica por parte de su marido. Y a pesar de que siempre se la conoció como pionera de la poesía confesional —esa que expresa detalles íntimos y autobiográficos— y de que muchos de sus poemas y textos hablaban de abuso, fueron muy pocas las personas que se atrevieron a alzar la voz y reconocer todo lo que había sufrido.
Volvamos atrás. En enero de 1956 Ted y Sylvia se conocen en una fiesta y en junio de ese mismo año se casan. Sylvia, que además de su obra llevaba escribiendo diarios desde los 11 años, anotó que pocos días después de su primer encuentro sexual con Ted este le provocó moratones en la mejilla y el cuello, y que tuvo que ingeniárselas para esconderlos.
La propia madre de Sylvia contó años más tarde, en una entrevista, que Hughes intentó estrangular a Sylvia durante su luna de miel en Benidorm, España. Juntos tuvieron dos hijos, Frieda y Nicholas, pero Sylvia además sufrió un aborto, el que hubiese sido su segundo hijo en aquel entonces. En sus cartas a su terapeuta de la época dejó escrito que Ted le pegó dos días antes de sufrir el aborto y que le dijo que desearía que estuviese muerta. Fue esta misma terapeuta quien escribió a Sylvia en otra carta: “Por favor, mantenlo fuera de tu cama”. Frase que Hughes utilizaría años más tarde como título de uno de sus poemas, no como arrepentimiento, sino como un maltratador regocijándose con orgullo de sus actos.

En 1962, un año después del aborto, Sylvia se quedó embarazada de su segundo hijo. Ese mismo año el matrimonio conoció a la que sería una de las tantas amantes de Hughes: Assia Wevill. Sylvia descubriría la relación y pondría fin a su matrimonio meses más tarde.
En diciembre de 1962, Sylvia se muda con sus hijos a un piso en Londres. Desde que puso fin a su matrimonio, vivió su etapa creativa más potente, donde escribió la mayoría de los poemas que hoy conocemos. Sin embargo, el invierno de 1963 fue calificado como el más frío en cien años en Londres. Sylvia, sola y con dos niños que enfermaban continuamente en un piso sin teléfono y con las tuberías congeladas, se encontró en una situación desesperanzadora. Su depresión volvió a resurgir y en una noche decidió suicidarse.
Tras su muerte, Ted Hughes se hizo cargo de su obra y borró todo rastro que pudiera inculparlo de algún modo. Destruyó los últimos diarios de Sylvia con la excusa de que no le gustaría que sus hijos los leyesen. Pero hoy, gracias a las cartas descubiertas de la terapeuta de Plath, donde se refleja cómo Hughes abusó de ella durante años, podemos entender el verdadero motivo de la eliminación de esos diarios.
Por supuesto, Ted Hughes representó a la perfección el papel de marido consternado por la muerte de Plath. Se encargó de que el mito de la loca, impulsiva y paranoica encajase bien con la figura de Sylvia, de modo que él fuese visto por la crítica como el pobre marido que sufrió las consecuencias del estado mental de su mujer. Fue respaldado por los críticos de la época, que eran tanto amigos de él como de Sylvia.
En este relato, Hughes nunca nombró a sus amantes, incluida Assia, gracias a la cual pudimos conocer mejor la figura de este hombre, que además de ser violento mantenía varias relaciones paralelas, incluida una con la que sería su segunda esposa. Cabe recordar que mientras todas estas infidelidades ocurrían, Assia Wevill vivía en casa de Ted y Sylvia, encargándose de los hijos de Plath después de la muerte de esta. Aunque Hughes nunca la reconoció más que como cuidadora, tuvo una hija con ella. Assia también acabaría suicidándose mientras mantenía relación con el poeta.

Con todo lo que sabemos ahora mismo, es un deber rendir un homenaje justo a la figura de Sylvia Plath, quien sufrió abusos y maltratos desde muy corta edad, lo que comprometió su salud mental, y no al revés, como algunos intentaron hacernos creer durante tantos años.
En uno de sus poemas más conocidos, titulado Daddy, Sylvia describió a las dos figuras masculinas de su vida, creando un símil entre su padre y su marido. Uno de los versos dice así:
“Creé una copia tuya, un hombre de negro con mirada de Mein Kampf, amante del tormento y la tortura, y dije: sí, sí, quiero”.
Leamos a Sylvia. Qué mejor homenaje que acercarnos a su maravillosa obra, creada a pesar de todo y de todos. Si quieres acercarte a ella, aquí tienes algunos títulos imprescindibles:
Ariel (1965) – Su libro de poemas más emblemático, publicado de manera póstuma. Una de las cumbres de la poesía confesional.
The Colossus (1960) – Único libro de poemas publicado en vida por Plath.
The Bell Jar (1963) – Su única novela, publicada bajo el seudónimo de Victoria Lucas, donde retrata la depresión y la presión social hacia las mujeres.
Journals (1950-1962) – Sus diarios, editados años después de su muerte, muestran su mundo interior y su lucha contra la enfermedad mental.
Letters Home – Cartas que escribió a su madre, editadas por su progenitora tras su muerte, que permiten conocer otra faceta de la poeta.




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