Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el Ayuntamiento de Oviedo lanza una campaña bajo el lema Oviedo planta cara a la violencia[1], que se materializa en diversas actividades en torno a: 1) la prevención(por medio de la coeducación de niños y niñas y el trabajo con jóvenes); 2) la denuncia de la discriminación; y 3) la sensibilización.
Dentro del marco de esta campaña que nos parece bien planteada y que esperamos tenga una repercusión positiva en la lucha contra la violencia machista, nos encontramos con el taller-vídeo Técnicas de autodefensa para mujeres en situaciones de riesgo de agresión[2], que consideramos tiene un planteamiento erróneo y perjudicial con respecto al objetivo que pretende conseguir, y que ha sido objeto de críticas tras su publicación en el canal de Youtube del Ayuntamiento de Oviedo.
1. Prevención y situaciones de riesgo
«De todos es conocido que la violencia física que se ejerce a través de golpes, violaciones, feminicidios es totalmente conocida y en muchas ocasiones sabemos los medios de los que tenemos que proveernos para poder evitarlos. Generalmente es la prevención: evitar estar en situaciones de riesgo que nos provoquen tener que enfrentarnos a ese tipo de situaciones.»
Así comienza el vídeo que en su título promete enseñarnos técnicas de autodefensa. Estamos de acuerdo con que la prevención es la estrategia fundamental para la erradicación de la violencia contra las mujeres, pero tal y como reza uno de los pilares de la campaña: una prevención basada en la educación en igualdad a niñas y niños.
Quien vea este vídeo se preguntará qué quiere decir que para prevenir la violencia contra las mujeres debemos evitar las situaciones de riesgo. ¿Cuáles son esas situaciones? ¿Cómo las evitamos? ¿Debemos evitar los callejones oscuros, estar en la calle a determinadas horas de la noche, hablar con personas desconocidas?
Desgraciadamente, afirmaciones como estas acerca de la prevención vuelven la mirada hacia las propias víctimas como responsables de las agresiones que sufren, algo que consideramos inaceptable a día de hoy, tras los avances logrados por el feminismo, por muy buena intención que tenga el vídeo.
2. “Provención”: los cinco pasos para prevenir la violencia
Tras la primera aproximación comienza una explicación paso a paso de lo que se nos dice que es una estrategia de prevención de la violencia, con el neologismo «provención», que se define como «proveernos de herramientas para resolver todo ese tipo de situaciones sin llegar a la violencia».
¿Cómo prevenir la violencia entonces? A través de 5 puntos que las mujeres debemos cumplir para evitar ser agredidas:
1. ÁREA CORPORAL. Objetivo: no ser seleccionada como víctima. Se nos aconseja que nuestra postura, posición, distancia, mirada, etc. transmitan una imagen de fortaleza y seguridad, afirmando que los agresores buscan víctimas "fáciles".
Este planteamiento, que desconocemos si tiene fundamento real en las situaciones de agresión entre hombres, es inaceptable en el caso de la violencia machista, ya que es un hecho que no existe un perfil de víctima. La mujer víctima de violencia de género lo es por ser mujer. Si pudiéramos señalar una causa, sería esa, algo sobre lo que obviamente no tenemos ningún control ni podemos cambiar. De hecho, en la situación recreada en el vídeo no hay diferencia entre adoptar una postura de fortaleza o una de debilidad: el hombre empuja a la chica igualmente.
2. ÁREA MENTAL. Objetivo: evitar entrar en pánico. Se nos aconseja mantener la calma, controlando nuestros pensamientos y pensando en alternativas para responder a la agresión, evitando reacciones que puedan ser difíciles de controlar.
Esto es esencialmente autocontrol emocional y nos parece muy importante, pero cambiando la perspectiva y dirigiendo la intervención al único responsable de la violencia machista: el agresor. Una buena forma de prevención podría ser enseñar a los hombres (todos son potencialmente agresores) a controlar las emociones que preceden a los comportamientos violentos (ira, celos, inseguridad...). Eso sí que ayudaría a detener la escalada de violencia: 1) micromachismos, 2) violencia psicológica, 3) violencia verbal, 4) violencia física y 5) feminicidio.
3. ÁREA EMOCIONAL. Objetivo: no entrar en shock para poder dar una respuesta adecuada. Se nos dice que hay muchas mujeres que se quedan paralizadas ante una agresión y para evitarlo o prevenirlo se nos aconseja controlar dos emociones: 1) el miedo: a través de la respiración profunda; 2) la rabia: para atacar o huir.
Esto no tiene ningún fundamento psicológico válido. Ante una situación que constituye una amenaza las personas podemos reaccionar de tres maneras: lucha, huida y bloqueo. El bloqueo o "entrar en estado de shock" es una reacción que se produce ante una situación de estrés o miedo muy intenso, y es la reacción más frecuente en víctimas de violación. Se produce simultáneamente una paralización del cuerpo o inmovilidad tónica y una disociación de la mente, que observa lo que le sucede al cuerpo como si fuera alguien ajeno. No se puede evitar no entrar en shock, ya que es un mecanismo de protección psicológico que se desencadena sin ningún control por parte de quien lo sufre.[3]
4. ÁREA SOCIAL / COMUNICACIÓN INTERPERSONAL. Objetivo: disuadir al agresor de continuar con su conducta. Se nos dice que nuestro mensaje verbal tiene un peso de solo el 8% (en realidad sería el 7%) en la comunicación, el cómo lo decimos un 38% y nuestro lenguaje corporal un 55%.
Esta secuencia numérica 7-38-55 se conoce como Regla de Mehrabian y procede de los resultados de dos estudios que han sido frecuentemente malinterpretados, como es el caso, y que, además tampoco han sido replicados. Albert Mehrabian, profesor emérito de psicología de la Universidad de California, concluyó que, a la hora de transmitir emociones, cuando hay una contradicción entre el lenguaje verbal y el no verbal, prevalece el no verbal, y además la expresión facial prevalece sobre el tono de voz.[4] Por ejemplo, si digo "Estoy contenta" y mi tono de voz es triste, mi interlocutor interpretará que estoy triste, y si mi tono de voz es alegre pero mi cara triste, también interpretará que estoy triste. Esto es una situación muy concreta que no se puede aplicar a toda la comunicación, como se sugiere en el vídeo.
Luego se nos presentan 5 respuestas alternativas que podemos dar ante una agresión verbal:
Anular: no hacer caso.
Avisar: decir que no nos parece bien.
Advertir: además explicar cómo nos hace sentir.
Amenazar: explicarle las consecuencias de seguir insistiendo.
Actuar: huir, atacar, pedir ayuda, etc.
Nos preguntamos cómo estas respuestas pueden prevenir una agresión física posterior, ya que representan todo el abanico posible de respuestas y no se especifica cuál es la más indicada para cada situación. En las situaciones recreadas tampoco queda claro cómo las respuestas impiden una posterior agresión. Estos consejos son peligrosos ya que dan pie a que se pueda juzgar la respuesta de la mujer víctima de violencia física y plantear que podría haber evitado la agresión respondiendo de otra manera.
Relacionado con esta área de comunicación creemos que desarrollar un estilo de comunicación asertivo es un aspecto beneficioso a la hora de relacionarnos con otras personas, ya que nos permite ser capaces de expresar nuestras ideas, sentimientos y necesidades respetando los derechos de los demás. Esto es algo que puede trabajarse desde edades tempranas y a cualquier edad. Para la mayoría de las mujeres, debido a la socialización de género que nos enseña a anteponer los deseos de los demás a nuestras propias necesidades, es especialmente importante cambiar pautas de comunicación pasiva o pasivo-agresiva y aprender a poner límites y a pedir lo que queremos.
5. ÁREA MARCIAL. Objetivo: neutralizar al agresor de forma rápida y eficaz para conseguir escapar de la situación. Aquí se nos indican los puntos débiles del agresor donde es mejor golpear y cómo hacerlo y nos aconsejan utilizar también armas improvisadas con objetos que llevemos encima. La defensa personal para la mujer debe ser específica y adaptada a ella y consta de 3 claves:
Proteger nuestras zonas vulnerables.
Atacar provocando daño suficiente.
Huir.
3. Conclusiones y recomendaciones
El propósito de este artículo ha sido realizar una crítica constructiva acerca de este vídeo que ha causado polaridad de opiniones desde el día de su publicación en Youtube. José Luis Prieto, autor de este taller-vídeo para el Ayuntamiento de Oviedo es especialista en autodefensa femenina y Director Nacional de Autodefensa de la Real Federación Española de Kárate. Él mismo ha publicado en comentarios al vídeo una extensa respuesta a las críticas recibidas, más a modo de justificación que de rectificación.
Las buenas intenciones no nos sirven, lo que nos sirven son las estrategias eficaces basadas en análisis feministas rigurosos y ajustados a la realidad. En cambio, las técnicas de autodefensa que se nos ofrecen en este vídeo para prevenir la violencia contra las mujeres son en resumen, las siguientes:
No parezcas una víctima.
No entres en pánico.
No entres en estado de shock.
Ten cuidado con lo que dices y cómo lo dices.
Aprende defensa personal.
De estos cinco puntos, sólo el quinto es el campo profesional del autor (2 minutos de los casi 14 que dura el vídeo en total). Sin negar la utilidad de la defensa personal, no tiene cabida dentro de un discurso articulado en torno a la prevención. Saber defenderse ayuda ante un ataque, pero no lo previene. La autodefensa es el último paso a la hora de enfrentarnos a la violencia machista, solo se puede utilizar ante una agresión física y aun conociendo las técnicas adecuadas (que no son ninguna de las 4 primeras que se describen en el vídeo), existen multitud de circunstancias en las que no podemos ponerla en práctica: uso de drogas de anulación de la voluntad, amenaza con armas, presencia de múltiples agresores (12,4% de las agresiones sexuales), víctima con discapacidad, etc.
El responsable es el agresor, no la víctima.
Pensamos que es un gran error usar como hilo conductor del vídeo la idea de que la violencia se puede prevenir adoptando las mujeres unos determinados comportamientos, comunicación o actitudes. La mujer siempre es pasiva en una situación de violencia machista porque es quien sufre la violencia. Quien tiene un papel activo y es responsable de la misma es el agresor. Siempre. La prevención es una tarea social, no una misión individual de cada mujer.
¿De verdad la solución es vivir en estado permanente de alerta, midiendo nuestra postura corporal, nuestras palabras, nuestras reacciones, nuestras emociones, nuestros pensamientos... con el objetivo de no ser violentadas, agredidas, violadas, asesinadas?
La conducta del agresor no depende de la conducta de la víctima. La víctima no predispone, no incita, no facilita ni provoca las agresiones.
Aun entendiendo que la intención no era mala, nos hemos visto en la obligación de señalar los errores con el propósito de que no se repitan. Las instituciones (en este caso el Ayuntamiento de Oviedo) deben ser muy rigurosas a la hora de desarrollar contenidos en el área de la violencia machista y hacerlo siempre con profesionales del área que se pretende cubrir (psicología, trabajo social, etc.) y desde un análisis feminista de la situación.
Recomendamos y creemos mucho más necesario y relevante que se realicen talleres o vídeos de prevención de la violencia dirigidos a hombres, recordando los siguientes porcentajes de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019[5]:
Violencia en pareja: 98,6% (física), 99,2% (sexual), 99,4% (psicológica emocional), 98,8% (psicológica de control)
Acoso sexual: 98,2%.
Agresión sexual: 99,6%.
Todos los porcentajes son hombres. ¿No estaremos enfocando las estrategias de prevención hacia las personas equivocadas?
Nota: apoyamos el resto de acciones y actividades llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Oviedo con motivo del 25N, que podéis consultar aquí: https://www.oviedo.es/25n
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