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Foto del escritorSandra Torrealdea

Hace tres siglos, Concepción Arenal hablaba de empoderamiento y denunciaba la brecha laboral.

“Es un error grave y de los más perjudiciales, inculcar a la mujer que su misión única es la de esposa y madre […]. Lo primero que necesita la mujer es afirmar su personalidad, independientemente de su estado, y persuadirse de que, soltera, casada o viuda, tiene derechos que cumplir, derechos que reclamar, dignidad que no depende de nadie, un trabajo que realizar e idea de que es cosa seria, grave, la vida y que si se la toma como un juego, ella será indefectiblemente un juguete”. La educación de la mujer, 1892 (Concepción Arenal).


En el siglo XIX, la idea de que las mujeres eran inferiores a los hombres era la norma. En base a esta inferioridad, las mujeres no podían votar, ni ejercer cargos públicos, ni asistir a colegios, y mucho menos a universidades; todos esos eran derechos reservados para los hombres. La vida pública estaba fuera de su alcance. A los colegios a los que sí podían acudir, era a aquellos donde su educación se orientaba a ser una buena esposa y madre, el cual era su rol natural. Las mujeres quedaban relegadas a la vida familiar, su único cometido era cuidar del hogar y la familia.

Las únicas mujeres que trabajaban fuera del hogar eran las que pertenecían a la clase social más baja. Sus condiciones eran las peores y no tenían ningún derecho. Las mujeres del campo siempre se ocuparon de las tareas agrícolas aparte del cuidado del hogar. La doble jornada tiene una larga historia, tanta que en pleno siglo XXI seguimos luchando contra ella.

Hemos alcanzado muchos derechos sociales, jurídicos, sociales...los avances son innegables, pero seguimos librando viejas luchas.


A pesar de la hostilidad y las limitaciones para las mujeres en el XIX, surgen los primeros movimientos feministas y las mujeres comienzan a reivindicar y luchar por sus derechos para poder cambiar sus vidas. Una de estas mujeres fue la extraordinaria Concepción Arenal.


A pesar de las dificultades de su época, esta gallega consiguió ser experta en Derecho, trabajó como periodista, escribió poesía, teatro y ensayos. Fue una mujer polifacética y con voz propia. Fue la primera en analizar de forma crítica el estado de las cárceles y de los presos, proponiendo cambios innovadores. Sentó las bases de lo que hoy es el Trabajo social. Habló de la situación de la mujer, convirtiéndose en una de las pioneras del feminismo español.

Nunca le dieron el lugar que le correspondía. En muchos de sus poemas y cartas personales se queja de no ser tenida en cuenta. En un verso de un poema se lamenta: ‘¿Por qué soy la voz que nadie escucha?’


Un 31 de enero de 1820 nació en El Ferrol, Concepción Arenal, en el seno de una familia burguesa con títulos nobiliarios. Su padre era militar de alto rango, con ideas liberales. Estas ideas y su oposición al régimen absolutista del rey Fernando VII, le llevó varias veces a la cárcel y en una de ellas murió cuando Concepción Arenal tenía nueve años. Tal vez este hecho fue el que influyó en su interés futuro en el sistema penitenciario. Su madre era de ideas más conservadoras y de convicciones religiosas.

Ya desde niña mostró interés por el estudio, siendo una precoz autodidacta. Aprendió sola francés e italiano. Muy a su pesar, su madre la envió a un colegio conservador, donde enseñaban lo esencial para ser una buena esposa y madre, así que siguió leyendo y aprendiendo por su cuenta, leía sobre filosofía, ciencias, política, poesía, religión…


En 1841, ocultando que era una mujer, vistiendo ropas de hombre, acude a la facultad de derecho de Madrid. Cuando fue descubierta, consiguió llegar a un acuerdo con el rector, el cual le permitiría seguir asistiendo a las clases si aprobaba los exámenes. Para sorpresa de todos, no sólo aprobó, sino que sus notas fueron excelentes. Aun así, sólo pudo asistir como oyente y sin derecho a exámenes. Para más escarnio, terminó la carrera de derecho pero no le permitieron licenciarse. No puedo ni imaginarme su frustración.


Se casó con el abogado y escritor Fernando García. Tuvo dos hijos. Con su marido acudía a tertulias políticas y literarias, siempre disfrazada de hombre.

Colaboró con el periódico La Iberia, pero los artículos aparecen firmados por su marido, al morir éste a los nueve años de casados, le permiten seguir publicando pero de forma anónima y cobrando menos. El ocultar que era una mujer formó parte de su vida.


La Real Academia de Ciencias Morales y Política, convocó en 1860 un concurso para promover una doctrina que fundamentase la de la caridad privada con las políticas sociales públicas. Concurso que Concepción Arenal gana con su obra La beneficencia, la filantropía y la caridad. Para poder presentarse firmó con el nombre de su hijo. Al descubrir la verdadera autoría, la Academia dejó el premio el suspenso, pues se planteaban si las mujeres podían escribir y recibir premios por ello. Estaba claro que sí, y Concepción Arenal era la demostración. Como los méritos fueron innegables, se lo conceden, convirtiéndose en la primera mujer galardonada por la Academia.


En 1863 escribe El visitador del pobre, abordando los valores y habilidades necesarios para ofrecer ayuda a los necesitados. En esta obra se esbozan las ideas de lo que como se tiene que abordar el trabajo con las personas marginadas. Ideas que forman parte de la teoría y práctica del Trabajo Social en las últimas tres décadas en nuestro país.


Cartas a los delincuentes (1865). En estas cartas trata las consecuencias psicológicas en la población reclusa con la pérdida de libertad. Una de las cartas estas cartas la dedicaba íntegramente al estudio de la situación de las mujeres presas.

Propone cambios revolucionarios en cómo tratar a los reclusos. Propone como herramienta de intervención social el autoconocimiento y que los propios presos analicen su realidad. Sin duda alguna, Concepción Arenal fue una visionaria. La cárcel no debe tener carácter punitivo, sino de reinserción. Educar y dotar de herramientas al preso para su posterior vuelta a la sociedad. Critica el estado de dejadez de las cárceles. La justicia social y su preocupación por la dignidad humana son valores recurrentes en su obra.

Sus alegatos sobre el sector carcelario fueron recogidos a nivel internacional en los Congresos sobre el sistema penitenciario de Londres, Estocolmo, Roma y San Petersburgo. Estos trabajos tuvieron mucho más reconocimiento fuera de España. Si llamaron la atención del Ministro de justicia y en 1864 la nombraron Visitadora de cárceles femeninas. Ascendió hasta convertirse en Inspectora de Casas de Corrección de Mujeres, puesto que desempeñó hasta 1873. Ambos puestos nunca habían sido desempeñados por una mujer.


A la vez que trabajaba seguía escribiendo. La denuncia social formaba parte de su vida, se preocupaba por mejorar las condiciones de los más desfavorecidos. Podemos decir que fue una activista en toda regla. Su experiencia como visitadora e inspectora de cárceles le sirven para seguir ahondando en su análisis acerca del sistema penitenciario. Son conocidos sus ensayos El reo, el pueblo y el verdugo y La ejecución de la pena de muerte, donde deja clara su posición contraria.

Desde la poesía también su voz también es de denuncia social, su Oda a la esclavitud (1866) fue premiada por la Sociedad Abolicionista de Madrid, contraria a la esclavitud en las colonias españolas.


La mujer del porvenir (1869). Podemos decir que es su primera obra feminista, escrita en 1861 pero no se publicó hasta ocho años después. Obra que aumentó y corrigió para ser publicada finalmente en 1889. En este tratado Concepción Arenal analiza la inferioridad en la que vive la mujer y la marginalidad que sufre respecto del hombre. Critica la idea arraigada de que la mujer es inferior al hombre a nivel intelectual, moral y físico, cuestionando las teorías biológicas que sustentan la idea de la superioridad del hombre.


La mujer de su casa, (1881). La evolución de sus ideas se hace patente en esta obra. Analiza negativamente el modelo ideal de mujer del momento. Socializar y educar sólo para ser mejor madre y esposa es perjudicial, y de ahí que defienda que la mujer debe poder desarrollar su personalidad fuera de esos roles impuestos, que solo tienen el fin de anular socialmente a las mujeres. Defiende que para que la sociedad avance necesita que los ciudadanos sean y se desarrollen socialmente, incluidas las mujeres. Por ello, reivindica que la mujer sea educada de la misma forma que el hombre.


El estado actual de la mujer, (1884) analiza la situación de las mujeres españolas en el terreno laboral, religioso, educativo, familiar y moral. De la situación siempre desfavorable de la mujer culpa al hombre, pues es quien le impide estudiar, trabajar y la relega al cuidado de la familia. Por ello defiende la independencia económica de la mujer, pues esta dependencia económica del hombre es la causante de las situaciones de esclavitud a las que muchas mujeres se ven sometidas. Cuando habla de que la mujer debe ser independiente para su emancipación, Concepción Arenal habla de lo que hoy llamamos empoderamiento.


En el ensayo publicado en 1891, La mujer trabajadora, señalaba las diferencias salariales, la brecha laboral, entre hombres y mujeres. Denunció la desprotección en el trabajo pues no tenían ningún derecho laboral, aunque desempeñaran el mismo trabajo que los hombres.


La educación de la mujer (1892). Es un texto breve en el que de nuevo se habla de la necesidad de una educación para la consecución de la igualdad. Reivindicar la capacidad intelectual de la mujer y su derecho a recibir una educación que le permita desempeñar cualquier profesión en condiciones iguales a la del hombre.


En 1871, funda la revista La Voz de la Caridad, en la que escribe y denuncia la situación de hospicios y cárceles. Ella opina sobre las miserias del mundo. Opinaba sin miedo y sin tapujos. Creó Acción Católica donde critica la visión católica y conservadora del papel de la mujer.


Colaboró con diferentes organizaciones sociales, católicas y de ayuda humanitaria como con la Sociedad de San Vicente de Paúl, y organizó hospitales de campaña con la Cruz Roja del Socorro, para los heridos de las guerras carlistas, donde atendían a heridos de ambos bandos. Ella estuvo al frente de uno de esos hospitales.

Fundó en 1872 la Constructora Benéfica, una sociedad dedicada a la construcción de casas baratas para obreros.

En 1882, se celebra el II Congreso Pedagógico donde se lee su artículo La educación de la mujer. Participaron en este evento 413 mujeres, reclamando la total apertura de las mujeres a la enseñanza.


Fue nombrada secretaria general de la Cruz Roja donde trabajó hasta el final de su vida laboral.


Como consecuencia de sus estancias en las cárceles, enfermó y murió en Vigo en 1893.

El legado de Concepción Arenal es sobresaliente, como la mujer que ella fue. Todo un ejemplo a seguir y admirar. Si ella pudiera ver su influencia, si pudiera saber que el mundo a día de hoy sin ella no sería igual, vería que su voz sí fue escuchada.


 

Bibliografía:

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